Ya sabemos que la alimentación juega un papel importante en la salud, eso está bastante evidenciado; pero también debemos establecer el estrecho vínculo que tiene con la salud mental.  

La buena alimentación contribuye a nuestra salud en general, sin embargo, suele pasarse por alto la relación de la nutrición con la salud mental, especialmente del cerebro. Ya hemos establecido anteriormente que la salud intestinal y la microbiota están relacionadas con las conexiones neuronales, es decir, las emociones y el cerebro, a esta asociación se le denominó eje intestino-cerebro. Dentro de esta conexión, identificamos que la depresión y el estrés pueden causar estragos en la salud gastrointestinal, como por ejemplo, la disbiosis intestinal y esta, a su vez, genera una alteración al cerebro, lo cual puede desencadenar trastornos en el estado de ánimo, todo un círculo vicioso. 

Un un reciente estudio publicado en BMC Psychiatry, se descubrió por medio de un análisis experimental entre hombres y mujeres sometidos a una dieta específica que una menor ingesta de frutas y verduras crudas estaba asociado con la depresión tanto en hombres como mujeres en su etapa de adultez.  

Los resultados demostraron que las mujeres que tenían un bajo consumo de vegetales frescos y un alto consumo de jugos de frutas (procesados), chocolates (altos en grasas y azúcares) o snacks salados arrojaron una mayor probabilidad de depresión. Mientras que, por otro lado, se demostró una menor prevalencia de depresión en hombres que se les asignaron dietas ricas en ácidos grasos omega 3, verduras, frutas y alimentos ricos en calcio y vitamina D. 

Esto demostró que, los compuestos antiinflamatorios y antioxidantes que se encuentran, principalmente, en vegetales y frutas resultaron ser protectores para evitar la depresión -además de otras muchas enfermedades-. Por otro lado, también se evidenció que elementos como el zinc, magnesio y selenio en los alimentos -otra vez- provenientes de las frutas y verduras, reducen significativamente la proteína C reactiva, la cual es indicativa de inflamación sistémica y es un biomarcador de la depresión.  

Entonces, ¿de qué manera podemos nosotros prevenir la depresión? 

  • Consume Omegas 3, pues son ácidos grasos esenciales, antioxidantes y antiinflamatorios. 
  • Actividad física: ayuda a liberación de endorfinas. 
  • Probióticos: regulan la función intestinal.  
  • Alimentos crudos (frutas y verduras): antiinflamatorios y antioxidantes.  
  • Descanso y relajación. 

Referencias: 

  • Grases, G. Colom, M. Sanchis, P. & Grases, F. (2019) Possible relation between consumption of different food groups and depression. BMC Psychology 7(14).  

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