La miel es un líquido procesado por las abejas melíferas y se reconoce por sus múltiples componentes nutritivos que brindan beneficios para la salud. Ha sido utilizada por los egipcios, griegos, romanos y chinos como remedio para heridas y enfermedades intestinales como úlceras gástricas. Además, es utilizada para la tos, dolor de garganta y oídos. También se conoce como un alimento funcional ya que cuenta con glucosa, fructosa, flavonoides, polifenoles y ácidos orgánicos.

La miel es una importante fuente de energía que puede ayudar a mejorar el rendimiento físico de los deportistas, favorece la resistencia y recuperación, facilita el esfuerzo prolongado gracias a su contenido de azúcares simples de fácil asimilación. Contiene minerales, ácidos orgánicos, vitaminas, enzimas, oligoelementos y polifenoles. Dichos polifenoles le brindan propiedades antioxidantes que ayudan a proteger el organismo del daño ocasionado por el estrés oxidativo. Ayuda en el tratamiento de úlceras en la piel y quemaduras.

La miel se ha considerado como un alimento nutritivo, sin embargo, no es así. Este alimento cuenta con una aporte de proteínas muy bajo y no cuenta con grasas saludables, por ello no se le considera como un alimento nutritivo.

Se cree que la cristalización de la miel es debido a que se le ha añadido azúcar, pero la cristalización es un proceso normal debido a que es una solución sobresaturada, si se quiere evitar debería calentarse de forma controlada para minimizar este proceso. Además, se ha dicho que si se cristaliza es más pura, no obstante, esto no puede asegurarse puesto que para saber si la miel ha sido adulterada es necesario un equipo de laboratorio para comprobarlo.

Si bien la miel no se echa a perder, con el paso del tiempo esta comienza a perder propiedades como el olor, color, actividad enzimática y biológica. Esto no quiere decir que su vencimiento o fermentación signifique un riesgo para salud, pues lo único que sucede con la miel es que pierde sus propiedades.

Se le han atribuido diversas propiedades terapéuticas que aún no han sido comprobadas. Una de ellas es que ayuda a combatir el resfriado, pero no se cuenta con evidencia científica de que la miel tenga esta cualidad, sin embargo, podría ayudar a tener un alivio momentáneo al disminuir la inflamación de la garganta. En cambio, sí puede ayudar a aliviar la tos, pues tan solo una cucharada de miel puede calmar la irritación ocasionada por este malestar.

Si bien la miel tiene múltiples cualidades, no es recomendable su administración a niños menores de 1 año. Esto es debido a que los niños tienen una baja acidez en su tracto gastrointestinal lo cual es un ambiente perfecto para la proliferación de esporas del Clostridium botulinum y sus toxinas, el cual es responsable del botulismo infantil.

Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias:

Referencias

Pasupuleti, V. R., Sammugam, L., Ramesh, N., & Gan, S. H. (2017). Honey, Propolis, and Royal Jelly: A Comprehensive Review of Their Biological Actions and Health Benefits. Oxidative medicine and cellular longevity, 2017, 1259510.

 

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