La miel es el producto elaborado por la especie de abejas “apis melliera”. Ha sido utilizada de forma tradicional por egipcios, griegos, romanos y chinos para la curación de heridas y enfermedades gastrointestinales como úlceras gástricas. Además, se ha utilizado como remedio para la tos, dolor de garganta y dolor de oído. Es producida en muchos países alrededor del mundo y es reconocida por sus actividades biológicas, fisiológicas y farmacológicas.

Las abejas producen miel a partir del néctar que recolectan de las flores. El origen botánico de la miel es el que va a determinar su apariencia, textura, sabor y aroma. El sabor se caracteriza por ser dulce. Su color va a depender del contenido de minerales, polen, compuestos fenólicos, fuente floral y otros pigmentos vegetales. Los ácidos y aminoácidos son los que van a determinar su aroma.

Se ha considerado a la miel como un alimento nutritivo. Su principal contenido nutricional se basa en hidratos de carbono, principalmente azúcares como fructosa y glucosa, y en mínima cantidad sacarosa y maltosa. También cuenta con proteínas, pero en muy poca cantidad. Además, cuenta con vitaminas y minerales, pero en cantidades mínimas. Debido al bajo contenido de proteínas, vitaminas y minerales su importancia nutricional es baja.

La miel cuando es natural se encuentra saturada de azúcares lo cual hace que se cristalice y le den un aspecto granulado. El proceso de cristalización va a depender de la concentración de azúcares, contenido de agua y la temperatura en la que se encuentra almacenada. Además, la cristalización puede darse en semanas o incluso en tiempos más prolongados.

La miel tiene una flora microbiana característica por ser un producto de origen animal. Está compuesta por microorganismos del género Bacillus no patogénicos. Se debe tener en cuenta que durante su proceso de extracción y manipulación se puede llegar a dar una contaminación microbiana accidental con diversas bacterias potencialmente patógenas como Staphylococcus aureus, Bacillus cereus o Clostridium botulinum. Se ha encontrado que el consumo de miel contaminada puede desencadenar el desarrollo de botulismo infantil, es por ello por lo que no se recomienda su consumo a niños menores de 1 año, esto es debido a que su tracto gastrointestinal no se encuentra en condiciones adecuadas para evitar la proliferación de la bacteria causante de botulismo.

Si bien es un alimento que ha estado presente desde hace años en la medicina tradicional, existen muchas historias a su alrededor siendo algunas ciertas y otras no. Sin embargo, la miel ha sido de ayuda en el tratamiento de diversas enfermedades pues se ha comprobado que posee beneficios para la salud. 

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Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias:

Cianciosi, D., Forbes-Hernández, T. Y., Afrin, S., Gasparrini, M., Reboredo-Rodriguez, P., Manna, P. P., Zhang, J., Bravo Lamas, L., Martínez Flórez, S., Agudo Toyos, P., Quiles, J. L., Giampieri, F., & Battino, M. (2018). Phenolic Compounds in Honey and Their Associated Health Benefits: A Review. Molecules (Basel, Switzerland), 23(9), 2322.

Pasupuleti, V. R., Sammugam, L., Ramesh, N., & Gan, S. H. (2017). Honey, Propolis, and Royal Jelly: A Comprehensive Review of Their Biological Actions and Health Benefits. Oxidative medicine and cellular longevity, 2017, 1259510.

Revista del Consumidor. (2015, febrero). Miel de Abeja. Revista del Consumidor.

 

 

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