El magnesio (Mg) es el cuarto mineral más abundante a nivel celular y ha sido reconocido como cofactor de más de 300 reacciones metabólicas en el cuerpo. Cerca del 50 % del magnesio se encuentra en los huesos, el 50 % en los tejidos y órganos y el 1 % en la sangre. Algunos de los procesos en los que el magnesio es un cofactor incluyen, la generación de proteínas, la producción y el almacenamiento de energía celular, la reproducción, la formación de ADN, entre otros.

El magnesio desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la función nerviosa y muscular normal, la excitabilidad cardíaca (ritmo cardíaco normal), la conducción neuromuscular, la contracción muscular, el tono vasomotor, la presión arterial normal, la integridad ósea y el metabolismo de la glucosa y la insulina. En este sentido el déficit de Mg se ha asociado con diversas patologías como enfermedades cardiovasculares, hipertensión y accidentes cerebrovasculares, síndrome cardiometabólico y diabetes mellitus tipo 2, síndromes de constricción de las vías respiratorias y asma, depresión, afecciones relacionadas con el estrés y trastornos psiquiátricos, enfermedad de Alzheimer (EA) y otros síndromes de demencia, enfermedades musculares (dolor muscular, fatiga crónica y fibromialgia), fragilidad ósea y cáncer.

Los déficits leves de Mg son generalmente asintomáticos y los signos clínicos suelen ser inespecíficos o están ausentes. La astenia (cansancio crónico), los trastornos del sueño, la hiperemocionalidad ansiedad, insomnio, fatiga, depresión, dolor de cabeza, aturdimiento, mareos y los trastornos cognitivos son comunes en casos de déficit leve de Mg y, a menudo, en la población de la tercera edad pueden confundirse con síntomas relacionados con la edad. También puede incluir dolor torácico, disnea, precordialgia, palpitaciones y arritmias.

Los déficits crónicos de Mg aumentan la producción de radicales libres implicados en el desarrollo de varios trastornos crónicos relacionados con la edad. Algunos signos y síntomas están relacionados con deficiencias graves de Mg, como debilidad, temblor, fasciculación muscular, disfagia, presencia del signo de Chvostek (espasmos faciales como reacción al golpeteo del nervio facial) o el signo de Trousseau (espasmo de los músculos de la mano y antebrazo después de la aplicación de un manguito de presión, para ocluir transitoriamente la arteria braquial), hipotensión ortostática y/o hipertensión limítrofe.

La ingesta dietética de referencia de magnesio para adultos es de 310 a 420 mg/día; la ingesta de magnesio suele estar por debajo de estas recomendaciones, especialmente a medida que las personas envejecen. Aunque el contenido de magnesio es alto en los cereales integrales y las verduras de hojas verdes oscuras, el magnesio también es alto en las verduras blancas como las papas blancas. Los alimentos con mayor contenido de magnesio incluyen granos sin refinar (enteros), espinacas, nueces, legumbres y papas (tubérculos).

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Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias:

Sanchez, J. D. (s. f.). Enfermedades transmitidas por alimentos (ETA). Pan American Health Organization / World Health Organization.

Organización Mundial de la Salud. (2019, 15 noviembre). Enfermedades de transmisión alimentaria.

Zúñiga Carrasco, I. R., & Caro Lozano, J. (2017). Enfermedades transmitidas por los alimentos: una mirada puntual para el personal de salud. Enfermedades Infecciosas y Microbiología, 37(3), 95–104.

 

 

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