Últimamente, cuando escuchamos la palabra carbohidrato, nos viene a la mente una sola cosa: engordar. Y gracias a las nuevas dietas de moda, nos han metido el miedo a los carbos, diciéndonos -y mintiéndonos- que engordan. ¡Nada más fuera de la realidad! 

De hecho, ¿sabías que, por ejemplo, una de la principal fuente de energía que el cuerpo utiliza de manera óptima son los carbohidratos? ¡así es! Y lo utiliza de manera tan eficiente, que el cerebro no podría vivir sin glucosa. 

Sin embargo, y aquí sí debemos de ser muy puntuales, no todos los carbohidratos funcionan de manera óptima dentro del cuerpo y por eso aquí te vamos a explicar en qué radica esa diferencia y cómo puedes tomar mejores elecciones que, lejos de engordar, te ayudará a mantener un peso estable, una microbiota más saludable y, sobre todo, a sentirte y estar mucho más saludable. 

Cuando hablamos de integral o refinado, nos referimos especialmente a los cereales; pero no a los “cereales” de caja que encuentras en los supermercados, sino a los cereales de verdad como, por ejemplo: la avena, trigo, arroz, amaranto, etc. (cosa aparte es la fruta y las verduras que también son carbohidratos). 

Un cereal integral es un grano que conserva en gran medida todas sus partes: 

Salvado: la cáscara del grano que es rica en fibra y vitaminas del complejo B, así como algunos minerales (hierro, cobre, zinc y magnesio). 

Germen: se refiere a la parte central del grano, el cual es rico en antioxidantes (vitamina E)  y fitonutrientes (grasas insaturadas). 

Endospermo: es el almidón de todos los cereales, los cuales son el mayor aporte de carbohidratos y proteínas. 

 

Por lo tanto, un cereal que ha pasado por un proceso de refinamiento y blanqueamiento, no conserva ni el salvado ni el germen, sólo en endospermo; por lo cual ha perdido muchas de sus propiedades benéficas para la digestión y metabolismo de los nutrientes. Por ello la digestión y absorción es totalmente diferente, pues al convertirse totalmente en glucosa, lo único que hace es elevar los picos de insulina en sangre y, en cantidades excesivas, se reservará como grasa. O sea, sí, aumentarás de peso.

Ahora ya sabes, como siempre lo hemos dicho: la calidad y la cantidad es lo que hará la diferencia en tu salud.  Elige siempre cereales integrales y alimentos como frutas y verduras en su presentación natural (no procesados) que son una buena fuente de carbohidratos. 

Referencias: 

Slavin, J. et al. (n.d.) Los cereales integrales y la salud. Sociedad Latinoamericana de Nutrición.

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