La microbiota es aquella comunidad de microorganismos vivos que residen en un nicho ecológico determinado. En el intestino humano se encuentra una de las poblaciones bacterianas más densamente poblada. De hecho, se ha considerado como un órgano metabólico, con funciones en la nutrición, la regulación de la inmunidad y la inflamación sistémica.

La microbiota tiene varias funciones, sin embargo, la principal es proteger frente a gérmenes que puedan ocasionar el desarrollo de enfermedades y actúa en el sistema inmunitario intestinal y periférico a través del eje microbiota – sistema nervioso – pared intestinal. Resulta fundamental para tener una adecuada salud digestiva, pues ayuda a proteger el aparato digestivo de otros microorganismos patógenos causantes de enfermedades, también estimula el sistema inmune e interviene en el proceso de digestión. Las alteraciones en la microbiota o disbiosis se han relacionado con diversos trastornos gastrointestinales como hígado graso no alcohólico, enfermedad celíaca, síndrome de intestino irritable, diarrea infecciosa o estreñimiento.

La infección por Helicobacter pylori se ha relacionado con diversas afecciones gástricas como gastritis, úlcera gástrica y duodenal, cáncer de estómago. Bacterias como las bifidobacterias, bacterias ácido lácticas y lactobacillus han demostrado ayudar en la disminución de los efectos adversos ocasionados por el tratamiento contra H. pylori, además el uso de probióticos también se ha relacionado con la erradicación de esta bacteria en niños.  

En casos de enfermedad inflamatoria intestinal el sistema inmune ataca a diversos elementos que conforman la microbiota ocasionando lesiones intestinales. La microbiota en personas con esta enfermedad es diferente a la de personas sanas. Se ha encontrado una mayor presencia de bacterias clostridium, bacteroides y bifidobacteria y otras bacterias patógenas como E. coli.

Se ha propuesto que la microbiota intestinal podría tener un papel clave en la presencia de enfermedad celíaca. Llevar una dieta sin gluten favorece la disminución de bacterias beneficiosas como bifidobacterium y lactobacillus, esto podría deberse a la eliminación de fuentes de hidratos de carbono.

Es muy importante mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, porque cuando ésta se ve alterada se ocasiona una disbiosis intestinal, la cual se ha relacionado con diarreas, obesidad y Enfermedad Inflamatoria Intestinal.

Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias: 

Icaza-Chávez, M. (2013). Microbiota intestinal en la salud y la enfermedad. Revista de Gastroenterología de México, 78(4), 240–248.

Polanco Allué, I. (2015). Microbiota y enfermedades gastrointestinales. Anales de Pediatría, 83(6), 443.e1-443.e5.

Zhang, S., Shi, D., Li, M., Li, Y., Wang, X., & Li, W. (2019). The relationship between gastric microbiota and gastric disease. Scandinavian Journal of Gastroenterology, 54(4), 391–396.

Una microbiota sana protege frente a gérmenes y refuerza el sistema inmunitario intestinal. (2020, 29 mayo). Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). 

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