¿Cuántas veces hemos escatimado en aspectos de salud para nosotros mismos? ¿cuántas veces has escuchado la frase “está muy caro”, cuando hablamos del costo de una consulta con un especialista en salud o de algún alimento natural? Todo lo vemos como un gasto cuando se trata de saud, pero qué pasa en la actualidad donde una de las pandemias más severas ha azotado a nivel mundial, y uno de los aspectos que no se había considerado, hasta hoy, es el estado de salud de una persona y cómo este influye en la mortalidad de una pandemia que, hasta hace poco, parecía ser inofensiva.  

Estamos viviendo en una época en donde nos dimos cuenta de lo importante que es la salud, y que poco se ha destinado a este sector importante. Pero más allá de inversión a niveles institucionales, tenemos que hablar de la inversión personal que hemos hecho a nuestra salud. 

A manera de realizar una introspección: ¿cuánto gastas en el mantenimiento de tu automóvil?, ¿en rentas?, ¿en salidas al cine? Ponte a pensar y haz una sumatoria respecto a cuánto gastas en ropa, zapatos, cosméticos o accesorios y pregúntate, si lo que gastas mensualmente en momentos de esparcimiento se puede destinar una parte a tu salud… y te darás cuenta de que no sólo no es un gasto, sino que a la larga, será una inversión.  

Estamos tan acostumbrados a invertir más en nuestra imagen que en nuestra salud, sin poder entender que la imagen depende enteramente de la salud. Por ejemplo, ¿cuánto gastas en manicure o tratamientos faciales al mes?  ¿Sabías que gran parte la salud de la piel y las uñas depende de la alimentación que llevemos? 

El gran error de la mayoría de las personas es creer que la salud en un gasto, que acudir al sector salud a manera preventiva y no correctiva, es un gasto; que comprar alimentos saludables es caro y que preparar alimentos en una pérdida de tiempo. Generalmente solemos acudir con un especialista en salud cuando ya estamos enfermos; o solemos alimentarnos bien cuando se nos presenta una situación complicada de salud… y es un gran error pensar que la salud es, en general, un gasto.  

Según la Encuesta Nacional de Gastos en los Hogares de (ENGASTO), la población mexicana gasta al menos dos tercios de su sueldo anuales en alimentación, transporte y educación, mientras que en imagen personal ese gasto se duplica. Pero, en cuestiòn de salud, sólo se destina una mínima parte de nuestros ingresos anuales. 

Cuando hablamos de inversión nos referimos a algo que nos va a representar una ganancia a futuro, en el caso de la salud, jamás va a ser un gasto cuando invertimos en la atención y prevención de nuestro estado de salud, por medio de la alimentación; siempre obtendremos un estado de bienestar óptimo que nos permitirá hacer otras muchas cosas como trabajar o divertirnos. No así cuando esperamos a enfermarnos y, ahora sí, gastar en tratamientos, medicamentos, alimentos, etc. Suele ser más gasto. Más si hablamos de tratamientos que conllevan las principales enfermedades crónicas: diabetes, insuficiencia renal, cardiacas, etc. 

La prevención es la reina del ahorro; por ejemplo, si nosotros invirtieramos más en salud, nos ahorraríamos en un largo plazo miles de pesos en fármacos, estudios y tratamientos paliativos.  Entonces, en este punto ¿tú inviertes en salud? 

Recuerda que en ADN-Nutrición funcional, contamos con un diplomado en salud dirigido especialmente a la nutrición de tu familia; en donde abarcamos aspectos sobre la correcta combinación de los alimentos para favorecer la correcta absorción y mantener un estado de salud más óptimo.  

Diplomado en Nutrición funcional

Equipo de investigación y editorial iNat México.



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