Generalmente cuando una persona suele empezar a presentar síntomas de alguna enfermedad acudirá a consulta médica, sin embargo, tienden a recurrir a ingerir algún medicamento que tengan en casa. Esta práctica suele estar influenciada por los consejos de amigos, conocidos o familiares. La automedicación es un comportamiento en la cual se utilizan fármacos sin la prescripción de un médico para el tratamiento adecuado de los síntomas o enfermedades. La ingesta de medicamentos sin la prescripción de un médico puede provocar efectos secundarios como la resistencia microbiana, toxicidad y respuesta tardía o nula al tratamiento.
La automedicación acostumbra a llevarse a cabo debido a que representa una forma de ahorrar tiempo y dinero, pues en algunos lugares los costos de consultas médicas son muy costosas. También se incrementa debido a la presencia de un gran acumulo de gente en consultorios o clínicas privadas, largos tiempos de espera y disponibilidad de medicamentos. Asimismo, se ha demostrado que recurrir a la automedicación se relaciona con la familiaridad con la enfermedad y medicamentos.
Una mala práctica en el control de enfermedades como infecciones, el uso inadecuado de antibióticos y el repelo a las advertencias del consumo excesivo de fármacos ocasionan que el cuerpo se vuelva sensible a las infecciones. Esto genera que el tratamiento se vuelva difícil ya que los patógenos desarrollan una inmunidad contra los antibióticos que son administrados con mayor frecuencia.
La resistencia bacteriana surge como consecuencia del uso excesivo de antibióticos. Esta resistencia ocasiona que un tratamiento sea inadecuado o incorrecto e incluso un diagnóstico erróneo, lo que en la mayoría de los casos conduce a un aumento de la morbilidad. Una sobredosis de antibióticos puede causar otros problemas de salud como problemas de la piel, alergias graves, hipersensibilidad, entre otras.
Otra consecuencia de la automedicación está relacionada con la duración y gravedad de la enfermedad. Se ha encontrado que la práctica de este comportamiento aumenta el riesgo de prolongar el tiempo de la enfermedad, así como su gravedad. En un estudio, en el cual se realizó una encuesta a diferentes personas, se percibió que cuando la enfermedad supera los 7 días, disminuye el empleo delos fármacos. Por su parte, cuando aumentaba la gravedad era mucho menos probable que se recurriera a dicha praxis.
Otros efectos adversos que se pueden presentar con la automedicación son gastritis, diarrea, náuseas, vómitos, alergias, cefaleas, mareos, toxicidad, falta de efectividad, dependencia o adicción. También se puede ocasionar una interacción con otros fármacos, plantas o alimentos que se estén consumiendo, ya que puede influir en la disminución o incluso potenciar el efecto del medicamento.
Tomar medicamentos sin prescripción, puede significar un riesgo para la salud. Por ello, es esencial que antes de consumir cualquier fármaco, que no haya sido prescrito por un médico, leer la información sobre los posibles efectos adversos y las dosis adecuadas. Del mismo modo es primordial no dejarse llevar por las recomendaciones de familiares, amigos, conocidos sobre el consumo de fármacos puesto que no en todas las personas generan los mismos efectos o bien puede no ser útil. Pero, sobre todo, es importante acudir al médico cuando se presenten síntomas de alguna enfermedad, por muy mínima que sea, ya que antes que todo está el cuidado de la salud, y con ello se pueden prevenir diversos efectos secundarios que más adelante pueden convertirse en un problema mayor.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias
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