Los desechos de la minería y residuos industriales incontables, han dejado un legado de mercurio en vertederos y suelos. Normalmente este se libera a la atmósfera desde la tierra a partir de materiales de la corteza natural, incluida la acción volcánica, y procesos antropogénicos como la combustión de carbón y de residuos, y la fundición. Si las industrias, no cuentan con filtros eficientes, las partículas contaminadas con mercurio se liberan al aire. La lluvia se encargará de introducirlas en el subsuelo, donde contaminan los acuíferos iniciando su camino hacia el mar.

El mercurio tiene diversos efectos adversos sobre la salud y el medio ambiente; sus compuestos son sumamente tóxicos, especialmente para el sistema nervioso en desarrollo. La mayoría de los compuestos orgánicos de mercurio son absorbidos por ingestión, inhalación y a través de la piel. En general estos compuestos orgánicos son liposolubles y más de 90% son absorbidos desde el tubo digestivo. Aparecen en la fracción lipídica de la sangre y en el tejido cerebral

La ingesta de mercurio a través de peces y alimentos del mar es actualmente un problema de salud pública, dada su toxicidad en el desarrollo neurológico en fetos y niños. Los signos de toxicidad en la exposición aguda vía digestiva progresan desde parestesias a ataxia y debilidad generalizada, luego disminución de visión y audición, espasticidad muscular, coma y muerte. 

La exposición humana al mercurio se evalúa mediante el uso de biomarcadores, que sirven como un sustituto para determinar la dosis interna biológicamente relevante. Los tres biomarcadores principales son: mercurio en sangre, en pelo y en uñas. También puede usarse sangre de cordón umbilical, orina y leche. 

A pesar de la exposición de mercurio que existe en los pescados, la evidencia sigue siendo convincente sobre los beneficios de su consumo; las conclusiones finales reportadas por el comité de expertos FAO 2010 fueron que, en la población adulta, el consumo de pescados, especialmente los grasos, disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria en mujeres en edad reproductiva, gestantes y nodrizas, y optimiza el neurodesarrollo de sus hijos. En los lactantes, niños pequeños y adolescentes, la evidencia es insuficiente para realizar conclusiones cuantitativas de los riesgos y beneficios sobre la salud, sin embargo, el consumo de pescado a esta edad influencia los hábitos dietarios y la salud durante la vida adulta. 

Recomendaciones de consumo (las especies con menor contaminación) 

Palometa, anchoas, bagre, almeja, cangrejo de río, ostras, salmón, sardinas, camarones, calamares, tilapia, merluza, abadejo, vieira, trucha.

Aún así no es recomendable consumir más de 3 veces por semana. 

 

Equipo de investigación y desarrollo iNat México.

 

REFERENCIAS

  1. Claudia Torrejón D. Mercurio y Salud. Vol. 142, Rev Med Chile. 2014. 
  2. Martha Isabel Posada* M del PA. EFECTOS DEL MERCURIO SOBRE ALGUNAS PLANTAS ACUÁTICAS TROPICALES [Internet]. Escuela de ingenieria de Antioquia. 2006 [cited 2020 Jun 7]. Available from: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-12372006000200006

 

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