Microbiota intestinal y hormonas, una relación importante.

La microbiota intestinal es aquella comunidad formada por microorganismos que brindan efectos benéficos a la salud y es considerada como un órgano. Esta cumple diversas funciones en el cuerpo como funciones endocrinas, señalización neurológica, modificación de la densidad ósea, maduración del sistema inmune, inhibición de patógenos, generación de vitaminas, modulación de fármacos, entre otros.

Las hormonas son producidas por el sistema endocrino, y estas ayudan a controlar y coordinar el metabolismo interno del cuerpo, el nivel de energía, la reproducción, el crecimiento, desarrollo, respuesta al estrés, lesiones y factores ambientales. El sistema endocrino está conformado por diversas glándulas en todo el cuerpo como las glándulas suprarrenales, glándula pituitaria, ovarios, testículos, glándula tiroides, hipotálamo, entre otros. Estas glándulas son las encargadas de producir las hormonas.

La microbiota es importante para la absorción de nutrimentos indispensables para la tiroides como yodo, selenio, zinc y hierro que poseen un papel importante para la función tiroidea. Una alteración en la composición de esta (disbiosis), un sobrecrecimiento bacteriano que genera una mayor permeabilidad intestinal y un cambio a células que provocan inflamación son algunos de los factores que afectan a la glándula tiroides.

Los microorganismos encontrados en la microbiota pueden regular las hormonas indirectamente, ya que pueden modular las funciones de la corteza suprarrenal y la respuesta inflamatoria, todas las cuales están estrechamente relacionadas con el SNC y el tracto gastrointestinal. Del mismo modo, la microbiota tiene la capacidad de promover la liberación de hormonas intestinales a través de componentes bacterianos.

La microbiota es un factor clave en el metabolismo de las hormonas, ya que las bacterias ayudan a su producción. Esta también tiene efectos sobre algunos neurotransmisores como la dopamina, la cual puede inhibir la hormona estimulante de tiroides. Algunas bacterias intestinales, como Bacillus y Serratia, pueden ayudar a la producción de dopamina.

Por otro lado, la microbiota puede afectar la liberación y las funciones de las hormonas intestinales. Las hormonas intestinales tienen un papel principal en la regulación del apetito y la ingesta de alimentos. Estas hormonas son liberadas como respuesta a la ingestión de alimentos y sirven como moduladores de diversas funciones del sistema nervioso central. Se ha encontrado que estas hormonas influyen en la depresión y ansiedad.

Una serie de estudios ha proporcionado evidencia integral sobre la microbiota intestinal, las hormonas y el eje intestino-cerebro. En una investigación a niños con obesidad o sobrepeso se les administró prebióticos durante 16 semanas obteniendo un aumento de Bifidobacterium en la microbiota intestinal, mientras que Bacteroides vulgatus disminuyó de forma notoria. El nivel de grelina, hormona reguladora del apetito, en ayunas aumentó y se encontró que la suplementación prebiótica resultó en un menor consumo de alimentos y una mayor sensación de saciedad.

Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias

Moreno del Castillo, M. C., Valladares García, J., & Halabe Cherem, J. (2018). Microbioma Humano. Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, 61(6), 7-19.

Knezevic, J., Starchl, C., Tmava Berisha, A., & Amrein, K. (2020). Thyroid-Gut-Axis: How Does the Microbiota Influence Thyroid Function?. Nutrients, 12(6), 1769.

Sun, L.-J., Li, J.-N., & Nie, Y.-Z. (2020). Gut hormones in microbiota-gut-brain cross-talk. Chinese Medical Journal, 133(7), 826-833.

 

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