Desde hace tiempo se ha estudiado la relación que existe entre el tracto gastrointestinal y el cerebro. A esta conexión se le denomina eje intestino-cerebro y se ha encontrado que la microbiota intestinal tiene la capacidad de modularlo. Debido a esto se ha analizado su participación en la fisiopatología de diversas enfermedades neurológicas.

El estrés y la inflamación son factores comunes que se encuentran en diferentes enfermedades, en las cuales la microbiota puede desempeñar un papel importante. El estrés se relaciona con depresión, esquizofrenia, autismo, epilepsia y migraña. Por su parte la inflamación se vincula con la depresión, esquizofrenia, autismo, enfermedad de Parkinson, epilepsia y migraña. Además, hay ocasiones en que estas enfermedades pueden coexistir. Existen personas que padecen de migraña que tienen una mayor prevalencia de presentar enfermedades intestinales como enfermedad inflamatoria intestinal o síndrome de intestino irritable.

La microbiota intestinal tiene la capacidad de comunicarse con el cerebro través de vías neurales, inmunitarias, neuroendocrinas y metabólicas, mediante diferentes elementos que actúan como intermediarios como lo son los ácidos grasos de cadena corta o bien algunos microorganismos existentes en la microbiota. La microbiota intestinal puede afectar la función del cerebro modulando la neurotransmisión, pues tiene el potencial de participar en la creación y metabolismo de los neurotransmisores.

La microbiota intestinal ha mostrado ser un factor importante en la fisiopatología y el tratamiento de los trastornos neurológicos y psiquiátricos. Se han encontrado alteraciones en la composición de la microbiota intestinal en casos de depresión, ansiedad, autismo, esquizofrenia, epilepsia y enfermedad de Parkinson. Aun no está claro si la disbiosis de la microbiota intestinal contribuye a una enfermedad específica o si es el resultado de una enfermedad o tal vez es una combinación de las dos.

El tratamiento de la microbiota intestinal con probióticos ha surgido como una posible terapia para muchos trastornos psiquiátricos y neurológicos. Las bacterias de las familias Bifidobacterium y Lactobacillus son las más frecuentemente investigadas para mejorar la función del sistema nervioso Los probióticos han demostrado una eficacia general en niños con autismo.

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Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias:

Cryan, J. F. et al. (2019) The Microbiota-Gut-Brain Axis. Physiological Reviews, 99(4), 1877–2013.

Socała, K., et al. (2021) The role of microbiota-gut-brain axis in neuropsychiatric and neurological disorders. Pharmacological Research, 172, 105840. 

 

 

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