Ya conocemos la interacción entre la salud intestinal y su conexión con el comportamiento o conductas de alimentación (eje intestino cerebro), ahora, en esta vía existen los neurotransmisores, quienes son los que modulan ciertos comportamientos… ¿Quieres saber cuáles son? Sigue leyendo.  

La sensación de hambre está asociada con el deseo de consumir alimentos y otros efectos fisiológicos. El apetito es el deseo de ingerir alimentos y ayuda a la determinación de la calidad de la alimentación, posteriormente a la ingestión de alimentos aparece la saciedad. Estas sensaciones están relacionadas con factores ambientales y culturales, además de estar regulados a nivel fisiológico a nivel cerebral especialmente el hipotálamo.

El hipotálamo recibe señales acerca del llenado gástrico, de la presencia de nutrientes en la sangre indicando saciedad, señales provenientes de hormonas relacionadas con la alimentación. Todas estas señales son transmitidas por sustancias llamadas neurotransmisores, cuyos receptores se encuentran en el hipotálamo y se encargan de interpretar las señales de alimentación y saciedad.

Los neurotransmisores son sustancias que se encargan de transmitir señales a través y hacia el sistema nervioso. Una disfunción en las señales de alimentación del cerebro es un factor de riesgo para el desarrollo de la obesidad. La obesidad se genera debido a un desequilibrio entre el consumo y el gasto energéticos, es decir, se consume más energía proveniente de los alimentos de la que se utiliza para la realización de las actividades. La obesidad está relacionada con la disminución en la producción de neurotransmisores.

La regulación del peso está basado en la capacidad del cerebro, especialmente del hipotálamo, para relacionar las respuestas de la conducta, de la producción hormonal y del sistema nervioso. Además del cerebro, otros órganos como el hígado, páncreas, tejido adiposo, intestino y músculo están involucrados en el equilibrio energético y se encargan de enviar mensajes con información sobre la cantidad de energía almacenada e ingerida hacia el cerebro el cual se encargará de interpretarla. Cuando las señales llegan al hipotálamo, este permite moderar la ingesta de alimentos dependiendo de las necesidades de los nutrientes requeridos por el cuerpo. Una alteración en la transmisión de estas señales o bien en su interpretación por parte del cerebro es un factor predisponente tanto para la obesidad como para la desnutrición. 

Diversos neurotransmisores participan en el equilibrio energético regulando la ingesta de alimento o bien el gasto energético. Uno de ellos es el Acido Gamma Amino Benzoico (GABA) el cual ayuda a prevenir el desarrollo de la obesidad inducida por una dieta rica en grasas. Otro neurotransmisor, es la serotonina, el cual se encarga de mantener un equilibrio energético mediante la inducción de cambio en la conducta alimentaria. La oxitocina inhibe la ingesta de alimentos, aumento del gasto energético y pérdida de peso.

Algunas regiones del cerebro, en el hipotálamo, se encargan de integrar señales neuronales y hormonales, transportadas por los neurotransmisores, relacionadas con el comportamiento de la alimentación. Estos mensajes provienen de diversos órganos como respuesta al estado energético del cuerpo. Cuando estas señales resultan alteradas pueden provocar la aparición de la obesidad.

Equipo de investigación y editorial iNat México. 

Referencias

Miller, G. D. (2017). Appetite Regulation: Hormones, Peptides, and Neurotransmitters and Their Role in Obesity. American Journal of Lifestyle Medicine, 13(6), 586-601. 

Generación Elsevier. (2017, 3 noviembre). Los centros nerviosos que regulan tu hambre y alimentación. Elsevier Connect. 

 

 



 

 

 

 

 

 

Comments are closed.