¿Por qué nos gustan las cosas dulces? Ciencia detrás del azúcar

El azúcar es uno de los ingredientes que es consumido día a día por todas las personas. El sabor dulce de este ingrediente es capaz de generar una sensación de bienestar. Nuestro cuerpo necesita el azúcar para obtener energía la cual es utilizada por los órganos como el cerebro o los músculos. Sin embargo, el consumo en exceso del azúcar no es bueno, e incluso se ha sugerido que podría causar adicción.

Nuestro cuerpo necesita un tipo de azúcar denominada “glucosa”. Esta la puede obtener y formar a partir de los diferentes nutrientes contenidos en los alimentos tales como hidratos de carbono, proteínas y grasas. Por ello no es necesario añadir más azúcar a la dieta.  El consumo crónico y frecuente del azúcar puede generar la aparición de enfermedades como hipertensión, enfermedades hepáticas y/o cardiacas, obesidad, pancreatitis, por mencionar algunas.

El consumo de alimentos dulces es muy popular en la mayoría de la población. Aunque a la población adulta les es agradable el sabor dulce, los niños, son el sector poblacional, que tiene un mayor consumo de alimentos dulces. En estudios se ha comprobado que, incluso desde recién nacidos, el gusto por el sabor dulce ya existe.

Existen hormonas que se han relacionado con el gusto por el sabor dulce. Es el caso de la leptina e insulina. Estas actúan en el cerebro donde controlan los antojos y el apetito, se unen de manera directa a la lengua, en donde influyen en la preferencia por los sabores dulces. Otras hormonas como la serotonina, dopamina y las betaendorfinas también tienen un papel en la preferencia por alimentos dulces. La serotonina es liberada cuando se consumen azúcares, y esta hormona genera la sensación de tranquilidad y bienestar.

Del mismo modo, la ingesta de cosas dulces activa las mismas zonas del cerebro que se relacionan con la adicción a sustancias como la nicotina y otras drogas, lo cual genera la producción de ciertas sustancias químicas como la betaendorfina, que se relaciona con la sensación de euforia y una disminución de la capacidad de percibir dolor, lo cual hace que las personas sientan un antojo de consumir una mayor cantidad de azúcar. Por su parte, la dopamina, también está implicada, pues se relaciona con las sensaciones placenteras que se generan durante la ingestión de alimentos dulces.

Se cree que el gusto por los sabores dulces data desde las primeras etapas de la evolución humana, en donde, aquellos seres humanos que tenían un mayor consumo de calorías vivían por más tiempo. Es por ello, que aquellos humanos que se alimentaban de fruta tenían una vida más larga que los que se alimentaban con verduras. Las frutas poseen una cantidad mayor de azúcares, lo que las hace más dulces que las verduras y otro tipo de alimentos. Conforme avanzaba la evolución, la selección natural y el tiempo, se fue normalizando la preferencia por los alimentos dulces. Es importante tomar en cuenta que hoy en día el consumo de cosas dulces no debe ser prioridad, pues a diferencia de los primeros seres humanos, la población actual no tiene las mismas necesidades energéticas.

Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias: 

National Institutes of Health. (2014, octubre). Cosas dulces: Cómo afectan su salud los azúcares y edulcorantes. OCPL NIH.

Partearroyo, Teresa, Sánchez Campayo, Elena, & Varela Moreiras, Gregorio. (2013). El azúcar en los distintos ciclos de la vida: desde la infancia hasta la vejez. Nutrición Hospitalaria, 28(Supl. 4), 40-47.

Lustig, R. H., Schmidt, L. A., & Brindis, C. D. (2012). The toxic truth about sugar. Nature, 482(7383), 27–29.

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