El apio es una planta que crece en la región de Europa y en las regiones tropicales y subtropicales de África y Asia. Las partes de esta planta que se utilizan son las semillas, hojas y aceites esenciales. Entre los compuestos fitoquímicos del apio, podemos encontrar los carbohidratos, flavonoides, alcaloides y esteroides. La presencia de compuestos como limoneno, selineno, glucósidos de frocumarina, flavonoides y vitaminas A y C son la razón por la cual el apio es la planta más utilizada en la medicina tradicional.

El apio también contiene esteroides, flavonoides (apigenina, apiina, isoquercitrina), alcaloides, carbohidratos, vitamina A, vitamina C y glucósidos. ​​Las hojas de apio contienen fenoles, apigenina, luteolina, 7-glucósidos de crisoeriol, furanocomarina, psoraleno, bergapten, xantotoxina, isopimpinellina y ftalida.

Es un alimento con un bajo contenido de energía y es rico en agua y minerales. El apio es fuente de potasio, indispensable para el buen funcionamiento del sistema nervioso y de los músculos. También contiene flavonoides, como la miricetina, quercetina y kaempferol (flavonoles), y la luteolina y apigenina (flavonas). Por otro lado, el aceite de semilla de apio contiene ftálidos que son sustancias con propiedades que benefician la mucosa gástrica.

El apio puede prevenir las enfermedades cardiovasculares, ictericia, enfermedades del hígado, obstrucción del tracto urinario, gota y trastornos reumáticos. Estudios en ratas han demostrado que los extractos de las hojas de apio incrementan la producción de espermatozoides y mejoran su fertilidad. Además, el apio, puede reducir las concentraciones de glucosa y colesterol en sangre, así como, la presión arterial. También muestra propiedades antifúngicas y antiinflamatorias.

Los aceites del apio poseen actividad antibacteriana. Sus semillas pueden ser útiles en el tratamiento de la bronquitis, astenopia (fatiga ocular) , asma, trastornos crónicos de la piel como psoriasis, vómitos, fiebre e incluso tumores. La raíz cuenta con propiedades diuréticas y suele utilizarse en el tratamiento de cólicos. La raíz de apio y sus hojas tienen la propiedad de eliminar los radicales libres.

Un estudio que se realizó en personas de la tercera edad con diabetes mellitus o prediabetes, mostró que después del tratamiento con apio, las personas con prediabetes tuvieron una marcada disminución en las concentraciones de glucosa en sangre antes y después de la ingesta de alimentos. Sin embargo, no se encontró un aumento significativo en los niveles de insulina en plasma. Esto es debido a que el apio tiene propiedades para reducir los niveles de glucosa en la sangre mediante la inhibición de la absorción de glucosa en el intestino y no genera una estimulación en la producción de insulina en el páncreas.

Las semillas de apio contienen los flavonoides apigenina, luteolina y fenoles. La apigenina tiene la capacidad de inhibir una enzima que ayuda en la conversión de glucosa en sorbitol, un tipo de azúcar. Los niveles elevados de sorbitol en personas con diabetes ocasionan la aparición de complicaciones como cataratas, retinopatía y neuropatía. Por lo tanto, el apio se puede utilizar como antidiabético y para prevenir complicaciones diabéticas.

El apio es un alimento con múltiples beneficios para la salud, por ello resulta una buena opción incluirlo en la dieta.

Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias: 

Kooti, W., & Daraei, N. (2017). A Review of the Antioxidant Activity of Celery ( Apium graveolens L). Journal of evidence-based complementary & alternative medicine, 22(4), 1029–1034.

Yusni, Y., Zufry, H., Meutia, F., & Sucipto, K. W. (2018). The effects of celery leaf (apium graveolens L.) treatment on blood glucose and insulin levels in elderly pre-diabetics. Saudi medical journal, 39(2), 154–160.

Illes J. D. (2021). Blood Pressure Change After Celery Juice Ingestion in a Hypertensive Elderly Male. Journal of chiropractic medicine, 20(2), 90–94.

Aboody M. (2021). Cytotoxic, antioxidant, and antimicrobial activities of Celery (Apium graveolens L.). Bioinformation, 17(1), 147–156. 

 

Comments are closed.