¿Qué son los ritmos circadianos y cómo afectan mi alimentación?

En el cuerpo existe un reloj biológico que se encuentra coordinado con el ritmo de la naturaleza, este se encarga de adaptar al ser humano con los ciclos de luz y oscuridad y con los cambios estacionales. Este reloj es el encargado de preparar al organismo para dormir durante la noche y despertar al amanecer. Este reloj biológico produce ritmos circadianos y regula su programación.

Los ritmos circadianos son cambios tanto físicos y mentales como conductuales que cumplen un ciclo diario respondiendo a la luz y oscuridad. Estos se caracterizan por durar aproximadamente 24 horas e intervienen en la regulación de diversas funciones del organismo. Se encuentra en el sistema nervioso, específicamente, en el cerebro; sin embargo, no es el único que se encuentra dentro del organismo, también existen otros encargados de diferentes actividades específicas en distintos órganos como en el corazón, páncreas, piel o pulmones.

Existen diversos procesos metabólicos que interactúan con los ritmos circadianos como actividad hormonal, metabolismo de nutrientes, temperatura corporal, presión arterial, ciclo de sueño-vigilia, sensación de apetito, función del tracto gastrointestinal, entre otros. Esto resulta de vital importancia debido a que diversas funciones metabólicas se ven influenciadas por la hora de la alimentación.

Los ritmos circadianos son capaces de intervenir en la regulación de la alimentación. La alimentación del ser humano se lleva a cabo principalmente durante el día y se caracteriza por una secuencia de episodios de ingesta (desayuno, comida y cena) e intervalos de ayuno. Los ritmos circadianos influyen en los componentes de equilibrio y sensación de placer de la ingesta de alimentos.  

Existen investigaciones en las que se ha visto que, durante la etapa del sueño, es decir en la noche, el cuerpo convierte todos sus componentes en energía para ser utilizada durante el día. Para ello, los horarios en los que se ingieren los alimentos deberían estar en coordinación con los del cerebro y con los del tracto gastrointestinal. Por ejemplo, el organismo tiene la capacidad de asimilar mejor los carbohidratos durante la mañana que por la noche, debido a que los adipocitos, las células que conforman el tejido graso, no eliminan la grasas durante la noche. Como consecuencia de esto el organismo procesa más lento los alimentos y los convierte en grasa durante la noche que por la mañana. Por esto, se dice que no importa lo que comes sino cuándo lo comes.

El organismo utiliza un sistema hormonal y enzimático para el procesamiento de los nutrientes ingeridos, en los cuales intervienen los ritmos circadianos. Los horarios regulares de las comidas ayudan a que se mantenga en orden el sistema circadiano, sin embargo, en la sociedad actual, el ritmo de vida con frecuencia hace que se abandonen estos tipos de patrones debido al trabajo o bien a los horarios de estudio u ocio, teniendo como consecuencia ciertos tipos de obesidad. Ejemplo de ello es la capacidad de regular las concentraciones de azúcar en la sangre, pues a lo largo del día van variando mientras que en la noche se vuelven más lentos, por esto, las personas que tienen horarios de trabajo nocturno tienden a incrementar su peso corporal o desarrollar diabetes.

En un estudio fueron combinados dos suplementos tirosina y triptófano con dietas que empleaban los ritmos circadianos y así fueron detectados que algunos alimentos reducen la sensación de hambre y mejoran el humor, por lo que se concluye que, dependiendo de la composición del alimento, resulta mejor consumirlo a distintas horas del día. Por ejemplo, el consumo de almendras, soya, carne de ave, coco y cereales integrales ayudan a segregar dopamina y noradrenalina, hormonas relacionadas con el humor; mientras que pescado, fruta, frutos secos o carne de pavo al consumirlos en la tarde-noche, ayuda a la secreción de serotonina y melatonina, hormonas que ayudan a la relajación, inducen el sueño y favorecen la producción de energía.

Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que responden a un ciclo de 24 horas respondiendo a la luz y a la oscuridad. Se encargan de regular diversos procesos fisiológicos como la digestión, actividad hormonal, temperatura hormonal, ciclo de sueño-vigilia, entre otros. La desregulación de estos ciclos circadianos se ha visto involucrados en la alteración de los procesos fisiológicos afectando la alimentación e incluso se ha relacionado con la aparición de obesidad o diabetes. 

Equipo de investigación y editorial iNat México.  

Referencias

Chamorro, R., Farias, R., & Peirano, P. (2018). Regulación circadiana, patrón horario de alimentación y sueño: Enfoque en el problema de obesidad. Revista chilena de nutrición, 45(3), 285-292. 

Calvo Fernández, J. R. (2018). Los relojes biológicos de la alimentación. Nutrición Hospitalaria, 35(4), 33-38. h

Los ritmos circadianos. (2020, 13 julio). National Institute of General Medical Sciences.

 

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