De acuerdo con la OMS la hepatitis A es una inflamación del hígado debido a la infección por el virus de la hepatitis A (VHA). Es uno de los diferentes tipos de virus de hepatitis que causa inflamación y afecta la función hepática.

Se transmite cuando una persona no infectada y no vacunada consume agua o alimentos contaminados por heces de una persona infectada. En el ámbito familiar, puede ocurrir por medio de la suciedad de las manos de la persona que se encarga de preparar los alimentos. La transmisión por medio de líquidos, especialmente agua, no es frecuente, pero cuando ocurre se relaciona con la contaminación por aguas residuales o el abastecimiento de agua no tratada.

Sin embargo, también se puede transmitir mediante el contacto físico con una persona infectada, como por ejemplo mediante el sexo bucoanal o por comer mariscos crudos provenientes de aguas residuales contaminadas. Es importante mencionar que no se transmite al estornudar ni al toser.

Existen factores que aumentan el riesgo de presentar hepatitis A como: trabajar o viajar a lugares donde esta infección sea frecuente, trabajar en un centro de cuidado infantil, convivir con una persona infectada, relaciones sexuales entre hombres, contacto sexual con una persona con hepatitis A, ser VIH positivo, no tener vivienda, padecer de algún trastorno de coagulación, uso de drogas inyectadas, falta de agua salubre y saneamiento deficiente.

Los síntomas varían de moderados a graves, y pueden desaparecer en pocas semanas. Se presenta fiebre, fatiga, dolor articular, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, vómito, malestar abdominal, picazón intensa, coloración oscura de la orina e ictericia. Pero, las personas infectadas no siempre presentan todos los síntomas. Los adultos presentan signos y síntomas con mayor frecuencia que los niños. De hecho, la gravedad y la mortalidad de la enfermedad aumentan con la edad. A veces, la infección por hepatitis A puede ocasionar una enfermedad grave que dura varios meses.

Los casos leves de hepatitis A no necesitan tratamiento. La mayoría de las personas infectadas se recuperan por completo sin daños permanentes en el hígado. La hepatitis A no causa un daño hepático a largo plazo ni se convierte en crónica, a diferencia de los demás tipos de hepatitis viral. Es raro que este tipo de infección ocasione la pérdida repentina de la función hepática.

La mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y la vacunación son las medidas más eficaces para combatir la hepatitis A.

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Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias: 

De Luca, F., & Shoenfeld, Y. (2019). The microbiome in autoimmune diseases. Clinical and experimental immunology, 195(1), 74–85.

Vieira, S. M., Pagovich, O. E., & Kriegel, M. A. (2014). Diet, microbiota and autoimmune diseases. Lupus, 23(6), 518–526 

 

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