La serotonina, o mejor conocida como la “hormona de la felicidad”, es un neurotransmisor y neuromodulador que participa en la regulación del estado de ánimo y funciones fisiológicas. Pero, ¿sabías que también está implicada en conductas alimenticias? 

Los efectos de la serotonina se evidencian mediante la regulación de conductas sociales, alimentación, sueño, atención, ansiedad, ritmos circadianos, conducta sexual, locomoción, masticación y respiración. En los seres humanos una alteración en la serotonina puede estar relacionado con el desarrollo de trastornos conductuales y neurológicos incluyendo los trastornos alimenticios, depresión, epilepsia, esquizofrenia y ansiedad.

La serotonina regula el comportamiento, suprime el apetito y promueve el gasto de energía, mejora la absorción y almacenamiento de nutrientes. También interviene en el impulso respiratorio, equilibrio del funcionamiento del cuerpo, tono vascular, función inmunitaria e inflamación intestinal.

La serotonina es producida a partir de triptófano, la ingesta de alimentos ricos en triptófano influye en la cantidad de serotonina en el plasma, cerebro y en todo el cuerpo. Entre los alimentos ricos en triptófano encontramos huevos, pescado, legumbres, frutos secos como la nuez, frutas como plátano, piña o aguacate, lácteos, carne magra y cereales integrales. La serotonina influye en la ingesta de alimentos y a su vez la ingesta de alimentos influye en la producción de serotonina, alterando la disponibilidad de triptófano y por tanto la de serotonina. Este neurotransmisor controla el apetito, disminuyendo la sensación de hambre y la ingesta de alimentos.

Bajos niveles de serotonina han sido asociados con baja tolerancia al dolor, estados agresivos, depresión y ansiedad. En algunos casos se ha relacionado con migraña, ya que una baja en los niveles de serotonina provoca una dilatación de los vasos sanguíneos.

Se ha comprobado que existen formas de aumentar la concentración de serotonina en el organismo como realizando modificaciones en el pensamiento por medio de psicoterapia, práctica de actividad física, consumo de alimentos ricos en triptófano, exposición a luz solar, meditación, evitando el consumo de alcohol y algunas drogas y descansar suficiente.

Equipo de investigación y editorial iNat México. 

Referencias

Trueta, C., & G. Cercós, M. (2012). Regulación de la liberación de serotonina en distintos compartimientos neuronales. Salud Mental, 35, 435-443. 

Vilaplana i Batalla, M. (2016). Alimentación y Neuronas. Farmacia Profesional, 30(6), 17-20. 

Yabut, J. M., Crane, J. D., Green, A. E., Keating, D. J., Khan, W. I., & Steinberg, G. R. (2019). Emerging Roles for Serotonin in Regulating Metabolism: New Implications for an Ancient Molecule. Endocrine reviews, 40(4), 1092–1107.

 

 



 

 

 

 

 

 

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