El zinc es un oligoelemento (nutriente que se encuentra en pequeñas cantidades dentro del cuerpo) o mineral de suma importancia para el organismo, ya que participa en diferentes aspectos del metabolismo como el crecimiento, desarrollo, mantenimiento de la función inmunológica, neurotransmisión, la visión y reproducción. 

Se recomienda una ingesta de 8 a 11 mg/día de zinc en adultos. Se ha estudiado su uso como tratamiento en enfermedad de Wilson, resfriado común, degeneración macular por la edad, diabetes mellitus, VIH/SIDA, Alzheimer y depresión.

Existen dos causas de deficiencia de zinc: severa y leve. La primera corresponde a una deficiencia a causa de un trastorno genético (acrodermatitis enteropática) que afecta la absorción del zinc. Entre los síntomas que se presentan en la deficiencia severa encontramos una desaceleración o cese del crecimiento y desarrollo, retraso en la maduración sexual, erupciones cutáneas, diarrea crónica grave, deficiencia del sistema inmune, mala cicatrización de heridas, disminución del apetito, ceguera nocturna, hinchazón y trastornos del comportamiento.

La segunda causa de una deficiencia de zinc es por un déficit nutricional, la cual favorece diversos problemas de salud, principalmente en niños, como déficit en el desarrollo físico y neuropsicológico y un aumento en la susceptibilidad a infecciones como malaria, neumonía y diarrea. Es importante mencionar, que la deficiencia nutricional del zinc provoca una deficiencia severa.

Bebés prematuros y de bajo peso al nacer, lactantes y niños pequeños, niños y adolescentes, mujeres embarazadas y en lactancia (principalmente las adolescentes), personas con malnutrición, anorexia nerviosa, diarrea persistente, enfermedad celíaca y síndrome de intestino corto, enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, enfermedad hepática alcohólica, enfermedad crónica renal, anemia, aquellas personas que utilizan medicamentos que disminuyen la absorción de zinc, adultos mayores y vegetarianos estrictos, tienen un mayor riesgo de padecer un déficit de zinc.

El zinc se puede encontrar tanto en alimentos de origen animal como de origen vegetal. Dentro de los de origen animal se encuentran mariscos y carne rojas, mientras que de origen vegetal se encuentra en nueces y legumbres. Las principales fuentes de zinc son ostras cocidas, carne de res, cangrejo, pavo, cereal de avena fortificado, carde de cerdo, soya, pollo, piñones, yogur natural, semillas de girasol, nueces pecanas, nueces de Brasil, garbanzos cocidos, leche, queso cheddar, almendras y frijoles.

El Zinc representa uno de los principales minerales que el organismo necesita para su correcto funcionamiento. Está implicado en diversos procesos del metabolismo, además de que ayuda en el crecimiento y desarrollo. La ingesta diaria recomendada para la población adulta oscila entre 8 y 11 mg/día. Este mineral lo podemos encontrar en diversos alimentos, tanto de origen animal como carnes rojas como en alimentos de origen vegetal tales como semillas. El zinc ayuda a la prevención de enfermedades respiratorias ya que interviene en el funcionamiento del sistema inmune.

Equipo de investigación y editorial iNat México. 

Referencias

Read, S. A., Obeid, S., Ahlenstiel, C., & Ahlenstiel, G. (2019). The Role of Zinc in Antiviral Immunity. Advances in nutrition (Bethesda, Md.), 10(4), 696–710. 

Hingdon, J. (2019). Zinc. Linus Pauling Institute.

 



 

 

 

 

 

 

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