¿Adicción al azúcar o falta de carbos?

La adicción al azúcar es algo que se ha venido hablando desde hace un tiempo y esto viene desde el concepto del “ensuciamiento corporal”: la mala alimentación provoca modificaciones hormonales y neuronales que desajustan nuestro sistema de hambre-saciedad, lo cual nos hace ser poco conscientes de los alimentos malos que consumimos. Es un ciclo vicioso y por eso se le denomina como una adicción. 

Pero, ¿es realmente una adicción o puede ser que no nos estemos alimentando correctamente? Primero, es importante que sepas que la principal fuente de energía de nuestro cuerpo y de nuestras células son los hidratos de carbono; al no obtener una cantidad mínima requerida para procesos metabólicos, el cuerpo -en su constante trabajo de mantener el equilibrio- comienza a utilizar otros sustratos, como los lípidos y las proteínas; sin embargo, el costo energético y -a su vez- la producción de energía es más tardado.

Muchas veces hablamos de que la adicción al azúcar tiene que ver con la manera en cómo nos alimentamos, si incluimos alimentos procesados en nuestro estilo de vida diario, vamos generando desajustes hormonales y neuronales que nos hacen sentir esa necesidad de consumir alimentos dulces. Por ejemplo, cuando en la mañana desayunamos una dona de chocolate con jugo de naranja, esta bomba de calorías ingresan a nuestro organismo reconociéndose meramente como azúcares y grasas, sin ningún tipo de nutriente extra (fibra, minerales, vitaminas); por lo cual ingresan al sistema como energía, pero a un alto costo pues entran de manera directa (glucosa) haciendo que la insulina se incremente rápidamente para poder controlar la cantidad de glucosa que está ingresando a nuestro cuerpo. Posteriormente, la insulina, al no tener algún otro tipo de nutrientes extra que retarde la absorción, decae notablemente, generando una sensación de hambre; de hambre por algo dulce… lo cual una vez más, hace que ataquemos algo rápido; y suele ser un alimento alto en azúcares y grasas. Este es el círculo vicioso de la adicción al azúcar. 

Y sí, funciona casi casi como una adicción; pero también hay que verlo desde otra perspectiva: falta de carbohidratos de calidad.  

En un artículo anterior, hablamos sobre perderle el miedo a los hidratos de carbono, y  es que, actualmente con las dietas de moda se vino una oleada de alimentación baja en carbohidratos, lo cual generó cierta aversión a ellos, creyendo que, por ejemplo, una manzana engorda si la comemos en la noche. Pues bien, en este artículo queremos hacer énfasis de que ese tipo de dietas también provocan esa adicción por lo dulce y te explico: 

Todos tenemos una cantidad específica de energía metabólica que es necesaria para subsistir, para que nuestros órganos trabajen adecuadamente. Ahora, si esa necesidad no está satisfecha, el cuerpo siempre va a buscar la manera de obtenerla a costa de las reservas de grasa (lo cual puede ser bueno hasta cierto punto) y de tu músculo (eso no es tan bueno); pero eso también traerá una cascada de ajustes hormonales y neuronales, lo cual si no está controlado, puede generar un problema como la adicción por las cosas dulces. Y no es que seas adicto al azúcar, es que tu cuerpo te está exigiendo que hagas algo porque no está recibiendo su principal fuente de energía y la que obtiene la produce a un alto costo que terminarás cansado(a) y estresado(a).  Por ello, siempre recalcamos la idea de que no son los carbohidratos, sino los tipos de carbohidratos y la calidad en estos.  

Por lo tanto, procura siempre que en tu alimentación existan carbohidratos con fibras y otros nutrientes, como minerales o vitaminas que ayuden a regular la sobreproducción de insulina, de esta manera, no sólo estarás nutriéndote, sino que, además, bajarás de peso y te sentirás mucho mejor. 

Recuerda que, antes de iniciar una dieta, es importante que consultes a un profesional de la salud para que pueda llevarte de la mano sin tener desajustes o desequilibrios hormonales.  

Equipo de investigación y editorial iNat México.






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