Cómo conservar tus frutas y vegetales para que duren más

Una frase que escuchamos constantemente con aquellos que están introduciéndose en el cambio de alimentación, o que están interesados pero aún no se terminan de convencer, es: “¡se me echa a perder la comida muy rápido! o ¡las lechugas y hojas verdes no duran nada!”,  e incluso algo así como “¡me la paso en el super!”… 

Queremos decirte algo al respecto: las verduras no tienen la culpa. En el hogar es común que no pongamos atención a los métodos de almacenamiento de los alimentos ya que en teoría se debería consumir rápido o simplemente no tenemos el hábito de hacerlo, sin embargo, en restaurantes esto es crucial para que sus productos no se echen a perder y no pierdan dinero con ellos. Generalmente tiramos ⅓ de la comida que compramos. ¡Es muchísimo!


Así que vamos a ver algunas reglas básicas para evitar este problema y puedas disfrutar de tus alimentos frescos por tiempo prolongado.

Los pasos a seguir cuando llegamos del mercado con muchos vegetales son:

Desinfección, secado y almacenamiento. Hasta aquí todo bien, se obvia el proceso. Sin embargo, es posible que existan algunos pasos que no estamos haciendo de la mejor manera y generalmente estos vienen después de desinfectar:

Secado y almacenamiento

Este es un proceso sumamente importante ya que puede derivar en un punto crucial del tiempo de vida de las frutas y los vegetales, pues si se almacenan con humedad puede abrir la puerta al desarrollo de mohos, hongos y simplemente el cambio en las características organolépticas de los mismos. Algunos alimentos son más porosos que otros, por lo tanto resistirán aún menos si se almacenan mal y con humedad.
Algunos ejemplos de los más sensibles, son las hojas verdes, los frutos rojos y los hongos.

Las hojas verdes se pueden guardar en un recipiente o una bolsa, cubierto por toallitas de papel o de tela súper absorbente reusable, para que estén bien secas. De esta forma si se filtra la humedad del refrigerador o tenían un residual de agua, esta humedad se quedará atrapada en la tela absorbente y no en las hojas.
En el caso del cilantro y el perejil, los puedes guardar en una jarra con un poco de agua al fondo para que se mantengan “vivos” y mucho más frescos.
Los frutos rojos a penas con lavarlos se comienzan a dañar, es por eso que te sugerimos que los desinfectes en un recipiente separado del resto de los alimentos y manipulandolos lo menos posible. Los escurras y los extiendes en un trapo limpio hasta que estén bien secos, finalmente los llevas a refrigerar con un papel en las paredes de su recipiente final (no el del super) al igual que las hojas verdes. Otra opción que podrías considerar, sería lavarlos justo antes de consumirlos.
Los hongos son un alimento muy poroso, por lo que al igual que a los berries, se les debe tratar con cuidado, te sugerimos lavarlos justo antes de usar y solo sumergirlos en agua con desinfectante (de preferencia de extracto de semilla de toronja) por 5 minutos. En caso de usarse crudos, se les debe retirar la piel externa.
Se almacenan en un tupper con una toallita absorbente y bien hermético. 


Los vegetales duros son de menos cuidado, su desinfección puede durar de manera óptima 10 a 15 minutos y se deben secar a la perfección para ser almacenados en el cajón de verduras del refrigerador. Estamos hablando de la zanahoria, betabel, papas, brócoli, coliflor, rábanos, etc.

Otro más de los métodos que recomendamos ampliamente, es el sistema PEPS (primeras entradas, primeras salidas) su nombre lo dice todo. Es común que los alimentos que más frecuentas, se puedan encontrar repetidos antes de que se acaben. Así que asegurate que primero comes los que tienen más tiempo en almacenamiento.
Una forma fácil de llevar esto a la práctica, es colocando al fondo del refri o la alacena los productos nuevos para que, al tomarlos, su propio orden te lleve a respetar su consumo. 

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