LA GASTRONOMÍA DE LA MANO CON LA NUTRICIÓN

Los profesionales de la salud, especialmente los interesados en mejorar la alimentación de los mexicanos, deben de poner en marcha estrategias de promoción y educación para la salud que rescaten la dieta tradicional mexicana. Al hacerlo, se logrará la pervivencia de un gran legado cultural, mejores hábitos alimentarios y una mucho mejor salud en la población.

La relación que tenemos hoy en día con los alimentos está más dirigida a factores que tienen que ver con la estimulación (vista, olfato, sabor y tacto) para hacer ver a los alimentos más apetecibles; sin embargo, en un principio, eran cocinados para facilitar su digestión.

Es justamente esta relación la que hace a la gastronomía una profesión ideal para la promoción de los buenos hábitos alimentarios; si bien un gastrónomo no siempre tiene la capacidad de dictaminar cuál es el alimento indicado para cada individuo, sí tiene la capacidad de transformar algunas de las problemáticas más comunes por las que no se come de manera saludable.
Tenemos la capacidad de transformar sabores, olores, texturas, colores. Podemos jugar con las temperaturas, los métodos de cocción, presentación.

Desde la sinergía que se puede establecer entre la nutrición, la evolución y la gastronomía, entendemos una ciencia y un arte que nos suministra los conocimientos necesarios para la elección de alimentos convenientes.
La cocina puede apostar por una gastronomía centrada en las materias primas de calidad y asegura, así, el sabor delicioso de los alimentos y la salud de los consumidores con una dieta completa, equilibrada, suficiente, adecuada y variada, además de rica y natural..

Se trata de incorporar la calidad gastronómica, y contemplar las características organolépticas de los alimentos (sabor, olor, color, textura, etc.), de las técnicas y métodos empleados en su preparación y cocinado, así como de la habilidad aplicada a las mismas, y de factores más relativos, variables o subjetivos, tales como los gustos individualizados, o los usos y las modas de la época, lugar o cultura. No se come sólo por salud, también se come por placer, y, sobre todo, se come con base en los hábitos alimentarios. Al programar una dieta, aunque sea correcta desde el punto de vista nutricional, si no se tiene en cuenta el placer y los hábitos, es decir, la gastronomía, muy probablemente fracasará.

Si se quieren evitar gastos extraordinarios y difícilmente asumibles, incluso en las sociedades más desarrolladas, para curar las enfermedades y las patologías derivadas de una mala alimentación, la gastronomía debe incorporarse a las aulas.

Para elegir un estilo de vida saludable, como el que representa la dieta prehispánica, no depende únicamente de voluntad, sino que entran en juego el saber (informar y educar) y el poder (la accesibilidad)

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